Qué deben saber las pymes sobre el certificado de calidad ISO 9001
La certificación ISO 9001 es una de las más populares entre las organizaciones, con más de un millón de empresas en él. Cada año más empresas e industrias adoptan este estándar como un pilar para mejorar el desempeño de su organización. Se trata de un estándar internacional que ha llegado a ser clave diferencial entre las empresas que nacen en la economía actual.
Lo primero que hay que tener en cuenta es que la certificación ISO 9001 no es sólo para grandes empresas, sino que ofrece beneficios importantes para las pequeñas y medianas empresas también; ya que, cualquiera que sea su tamaño, la calidad y la innovación son elementos básicos para el crecimiento de las organizaciones.
La experiencia internacional ha demostrado que las empresas que cuentan con un sistema de gestión de la calidad bajo esta norma gozan de una ventaja competitiva ante sus clientes y proveedores, ya que ofrece diversos beneficios como la mejora continua de sus procesos, una mayor eficiencia y productividad, una importante reducción de costos con un claro aumento de rentabilidad y, por supuesto, la transparencia.
La norma ISO 9001 se basa en un conjunto flexible de requisitos que aseguran que en el caso de las empresas que ya han establecido un sistema de gestión de calidad (SGC) lo mantengan uniforme para satisfacer mejor las necesidades de sus clientes. Una de las ventajas de la norma es que su estructura permite a cualquier empresa adaptarla a sus propias necesidades y organización sin mayores cambios.
La norma ISO 9001 se enfoca a asegurar el mejor servicio y soporte al cliente, ya que el estándar fue creado para proporcionar a las organizaciones la flexibilidad para adaptarse a un mercado en constante cambio.
La versión actual de la norma redujo significativamente los requisitos de documentación del sistema de gestión y ha simplificado el proceso.
La mayoría de las Pymes, puede gestionar las responsabilidades administrativas de ISO 9001 utilizando sus recursos actuales.
Su proveedores no tienen por qué ser certificados. Sin embargo, algunas empresas que buscan la certificación ISO 9001 pudieran incluir como parte de su sistema que sus proveedores cuenten con un sistema de gestión o una certificación. Esta es decisión de cada organización y no es un requisito de la norma.
Una auditoría trata de evaluar la mejora continua en cada nivel o etapa, por lo que es posible que durante una auditoría, se identifiquen no conformidades o incumplimientos del sistema que la organización deberá atender y resolver como parte del proceso de certificación, que se solventarán sin mayores consecuencias y sin tener la sensación de haber “fallado”.
Después de implementar un sistema de calidad –con personal propio o tras haber externalizado el servicio-, la organización debe seleccionar un organismo de certificación debidamente acreditado e independiente que audite a la empresa contra los requisitos de la norma. Esta auditoría valida el cumplimiento con los requisitos del estándar y los propios procedimientos de la organización. Además este organismo debe tener la experiencia para auditar a una pequeña o mediana empresa, ya que aun cuando el proceso es el mismo, hay diferencias entre evaluar a una empresa grande que a una Pymes.
Una certificación normalmente tiene una duración de tres años. Para mantener y asegurar la mejora continua en sus procesos y documentación, una organización debe realizar auditorías periódicas en intervalos anuales o semestrales. Al término de estos tres años, la empresa puede solicitar una recertificación, la cual le permite renovar su certificado por otros 3 años.