EE.UU. y la U.E. negocian una apertura de mercado a empresas europeas
Bruselas trabaja para que las empresas europeas consigan contratos con el sector público de EE.UU.
Desde hace tres años, la Unión Europea se encuentra inmersa en importantes negociaciones con el gobierno de Estados Unidos para lograr que llegue a buen puerto en este mismo año 2015 la firma del Acuerdo Transatlántico para Comercio e Inversiones (TTIP, en sus siglas en inglés), y ello a pesar de las cláusulas proteccionistas de la legislación norteamericana -por la que se prioriza la elección de empresas americanas en los contratos con entidades públicas-.
Desde Bruselas se está haciendo todo lo posible por conseguir que las compañías europeas rompan las barreras impuestas por el Buy American y compitan en igualdad de condiciones; ya que miles de entidades públicas están obligadas a comprar productos made in USA, pagando a menudo precios más altos que si contrataran productos europeos. Un claro ejemplo lo encontramos en el mobiliario y el material de oficina, sector donde las empresas españolas no pueden vender sus productos a los colegios y las universidades.
El problema depende de cuál de las entidades públicas sea la que licite y no tanto a nivel federal sino por debajo del gobierno federal, donde las licitaciones de estados y ciudades se encuentran bloqueadas.
Estados Unidos sería, en realidad, el primer beneficiado de esta apertura. Sin embargo, la proximidad de las elecciones presidenciales del año próximo puede dificultar la apertura del mercado ya que los contratos públicos y la legislación que les atañe son un asunto muy sensible políticamente en las negociaciones del Acuerdo Transatlántico para Comercio e Inversiones.
La TPA, conocida en la política estadounidense como fast track, es la autoridad que el Congreso otorga al gobierno correspondiente para negociar y aprobar tratados de libre comercio con otras regiones. Dichos tratados pueden ser aprobados o rechazados por los congresistas, aunque no pueden introducir enmiendas. La Cámara Baja debe decidir en los próximos días si concede el fast track al Gobierno de Barack Obama.
En términos generales, tanto demócratas como republicanos están a favor de la firma del TTIP. Pero en Bruselas conocen el hecho de que la negociación sobre la apertura de los contratos públicos no puede comenzar hasta que el Congreso se pronuncie al respecto.
Esta primavera comienza la novena ronda de negociaciones. Actualmente, EE.UU. y la Unión Europea suman el 60% del PIB y el 45% del comercio en el mundo. Según Bruselas, la puesta en marcha de la que sería el área de libre comercio más grande del mundo aumentaría el PIB europeo un 0,5% adicional anual y la previsión anuncia la creación de 1,3 millones de empleos.